De camino en coche hacía Valencina, Cristina me decía: «Me pongo muy nerviosa cuando me hacen fotos«. Pero gracias a Miguel, al escenario que escogimos, un trigal el cual transmitía mucha paz, la naturaleza y un par chistes malos, poco a poco se fue relajando y nos dio una sesión de preboda llena de amor. Se quieren y se se nota. Gracias por hacérmelo tan fácil.